El COVID-19 ha provocado un efecto dominó de acontecimientos que se han sucedido a velocidad vertiginosa, ahora nos centraremos en el aspecto epidemiológico y virológico del COVID-19 en sí.
Hemos de aclarar que en contra de lo que mucha gente piensa dicho virus no es en absoluto nuevo sino que lleva siglos mutando, aunque se identificó por primera vez en los años 60, científicamente se le conoce como ‘Orthocoronavirinae’ y sus ancestros se remontan a una era tan antigua como es el siglo IX a.C. En humanos dicho virus fue detectado por primera vez en los años 60, desde esa década fueron identificados seis nuevos miembros de esta familia de virus, siendo el último el muy sonado COVID-19 o coronavirus.
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ecientemente, en Mayo del 2020, un nuevo estudio publicado en la revista ‘Current Biology’ por Weifeng Shi, director y profesor del Instituto de Biología de Patógenos de la Primera Universidad Médica de Shandong en China, da un nuevo respaldo a la teoría del origen natural del virus en base a un hallazgo en murciélagos a un pariente muy cercano del SARS-CoV-2, según Weifeng Shi anteriormente era comprensible sospechar que el SARS-CoV-2 se hubiera originado de forma artificial debido a que la inserción de aminoacidos en las inserciones S1/S2 del virus son altamente inusuales y tal vez indicativos de manipulación, pero este nuevo coronavirus descubierto por él contiene inserciones de aminoácidos en la unión de las subunidades S1 y S2, de forma parecida a lo que ocurre en el SARS-CoV-2.
Este nuevo virus conocido como RmYNo2, aun no siendo un precursor evolutivo directo del SARS-CoV-2, sugiere que estas inserciones de aminoácidos en principio inusuales pueden suceder de manera natural en la evolución del coronavirus, por lo que según el profesor él descarta que hubiera sido producido en laboratorio.
Fuente: Current Biology - 10 mayo 2020
Cabe preguntarse que si en el 2003 se produjo otra epidemia de SARS entre noviembre de 2002 y julio de 2003 y los efectos fueron notablemente menos acuciantes —774 fallecidos frente a los cientos de miles por el COVID-19—, cómo es posible que en nuestro mundo moderno se haya podido producir una pandemia de tal magnitud vírica, ¿es tan contagioso el virus como para tener la capacidad de propagarse a prácticamente todo el planeta en cuestión de pocos meses? Tras varios análisis genéticos y estructurales se pudo identificar una caracteristica del virus, una proteína en su superficie que podría explicar su alta capacidad de infectar células humanas.
Acerca de esta proteína en su superficie, se sabe que la familia de los coronavirus, para infectar una célula, utilizan una proteína de tipo «espiga» que es el medio por el que se une a la membrana celular, proceso que se activa por unas específicas enzimas celulares, según los análisis genómicos del nuevo coronavirus se habría descubierto que su proteína espiga es diferente a la de sus parientes semejantes, sugiriendo que dicha proteína tiene un sitio activado por una enzima de la célula huésped llamada furina, esta información sería relevante para comprender la alta capacidad de contagio, ya que la furina se encuentra en muchos tejidos humanos incluyendo pulmones, hígado e intestino delgado, en otras palabras el virus posee la capacidad potencial de invadir varios órganos como puntualizó en la revista Nature la doctora Li Hua, bióloga estructural de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong, localizada en Wuhan, China. Este descubrimiento explicaría determinados síntomas observados en contagiados tales como insuficiencia hepática, señaló Li Hua.
Por otra parte el doctor Gary Whittaker, virólogo de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, matizó que este sitio de activación de furina proporciona al virus una naturaleza muy distinta al del SARS en términos de su invasión y penetración en las células, y posiblemente eso afecta la estabilidad del virus y en consecuencia su transmisión; otros grupos de investigación también identificaron este sitio de activación como un factor determinante para que el virus se propague tan eficientemente entre los humanos, otros virus como el de la influenza poseen también esta característica, aunque la diferencia radicaría en que en estos virus el sitio de activación se encuentra en una proteína conocida como hemaglutinina, mientras que la del Covid-19 se encuentra en la proteína espiga como señalábamos.
El equipo del doctor Li Hua estaría buscando moléculas para bloquear la furina para posteriormente desarrollar la vacuna aunque otras terapias estarían siendo investigadas, y es aquí donde hay mucha división y polémica por una parte de la comunidad médica y científica que no ven con buenos ojos este paso que si se llevase se haría a nivel global, y llegados a este punto es inevitable mencionar la figura de Bill Gates y que en los medios internacionales se ha alzado como una efigie crucial en este año para la lucha contra la pandemia del COVID-19, en un momento en el que ademas curiosamente ha dejado la junta directiva de Microsoft, tal vez para enfocarse más en esta nueva cruzada contra la pandemia, un nombre y apellido que suponen ya un símbolo de nuestros tiempos para bien o para mal.
Esquema de un virión de coronavirus, donde se puede ver sus correspondientes proteínas de tipo "espiga" y sus dos subunidades S1/S2.
En el año 2015, en la ciudad de Vancouver, Canadá, en la organización de medios TED, Bill Gates dio una conferencia y vaticinó que la gran amenaza futura sería por encima de todo una pandemia global causada por un virus altamente infeccioso, un virus que se propagaría a velocidad alarmante por todo el planeta ante el cual nos hallaríamos desprevenidos y sin preparación en primera instancia para combatirlo, siendo incluso un peligro mayor que una potencial catástrofe nuclear, esta charla se dio a colación de la epidemia de ébola que entre los años 2014 y 2016 se cobró cientos de miles de vidas, afectando principalmente a tres países en África Occidental antes de extenderse moderadamente a otros países europeos, así como a Estados Unidos. A través de la Fundación ‘Bill y Melinda Gates’, Bill Gates concentró su inversión en desarrollar nuevos tratamientos y vacunas contra aquella epidemia de ébola, en la conferencia puntualizó diversas deficiencias en el sistema epidemiológico de aquel momento, o más bien como él dijo: «no teníamos sistema alguno»; asimismo en la conferencia puntualizó que «la falta de preparación podría hacer que la próxima epidemia sea mucho más devastadora que la del ébola», algo que es exactamente como ha sucedido en este 2020 con el COVID-19, no estábamos preparados en el 2015 y tampoco lo estábamos en este año, ¿es casualidad que Bill Gates acertara de pleno con su vaticinio o poseía cierta información de antemano? francamente sorprende el grado de convicción con el que habló en TED acerca de un potencial acontecimiento futuro que ya es realidad hoy en día, y si no fuera por el siguiente evento que sucedió en Nueva York el 18 de octubre del 2019 conocido como «Event 201 Pandemic Exercise» no habría motivo de peso para no pensar que simplemente vaticinó un escenario futuro haciendo uso del razonamiento deductivo y anticipatorio.
Bill Gates, Fuente: TED2015
Fuente: Center For Health Security
Event 201 Pandemic Exercise: Segment 1, Intro and Medical Countermeasures (MCM) Discussion
El Evento 201, como su propio nombre indica, fue un ejercicio de pandemia que fue publicado en Youtube el 4 de noviembre de 2019 por el Centro de Seguridad de la Salud de la Universidad Johns Hopkins, esta filmación que está disponible en Youtube alberga un resumen del encuentro que -y este es el dato clave- fue co-organizado por el Foro Económico Mundial y la Fundación de Bill y Melinda Gates, según especifica la propia página web la dinámica del evento consistió en una simulacro de respuesta a pandemias de índole grave, con el objetivo de minimizar sus consecuencias económicas y sociales a gran escala, dicho simulacro se basó en un brote de un nuevo coronavirus zoonótico transmitido de murciélagos a cerdos y de estos al ser humano, la enfermedad comenzaba en granjas de cerdos en Brasil, de manera pausada y tímida al principio, pero alcanzando pronto una gran virulencia, en principio el núcleo del contagio se manifestaba principalmente en barrios de ingresos bajos y con alta densidad de población de grandes ciudades de Sudamérica, tras lo cual dicho virus es exportado por transporte aéreo a países como China, Estados Unidos, etc. ningún país es capaz de amortiguar el impacto virulento producido por este virus, además al menos durante el primer año de esta pandemia simulada no era factible el hallazgo de una vacuna eficaz para evitar su propagación, al final de la simulación los datos reflejados son de 65 millones de muertes totales y la pandemia finaliza tras 18 meses, independientemente de la cifra de fallecidos que afortunadamente dista mucho de la actual pandemia del COVID-19, ¿no resulta esta información inquietante y sospechosamente familiar?
Durante los primeros meses del 2020 muchos relacionaron y comprensiblemente además la pandemia actual con esta simulación conocida como «Evento 201», sin embargo el Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, en enero del 2020, desmintió el rumor de que tuvieran algún conocimiento previo de la pandemia que comenzó casi inmediatamente después al desarrollo del evento, y aseguró que las intenciones de este simulacro y reunión era exclusivamente de índole científica, según el comunicado que decía lo siguiente: “Para ser claros, el Centro para la Seguridad de la Salud y sus socios no hicieron una predicción durante nuestro ejercicio de mesa. Para el escenario, modelamos una pandemia ficticia de coronavirus, pero declaramos explícitamente que no era una predicción. En cambio, el ejercicio sirvió para resaltar los desafíos de preparación y respuesta que probablemente surgirían en una pandemia muy severa.”
Es relevante mencionar además, que en Junio del 2020 en una entrevista en la CNN Bill Gates declaró que el virus volverá en grandes cantidades en los meses de otoño tales como octubre y noviembre si no restringimos aún más nuestro acercamiento con otras personas de lo que estamos haciendo actualmente.
Por otra parte, todos conocemos muy bien las medidas apremiantes y estrictas que se han llevado a cabo para amortiguar el efecto del virus, provocando una parálisis a nivel global que indudablemente afecta no solo a los mercados o a la bolsa sino en forma de una abismal recesión económica que a día de hoy todavía está gestándose, sin embargo no son pocos los doctores y médicos que dudan de la alta letalidad del virus e incluso ven innecesarias algunas de las duras medidas adoptadas por la población bajo pena de multa en caso de negarse a aplicarlas, hay una ingente cantidad de médicos y doctores que se han desalineado de la ciencia epidemiológica ortodoxa y se mantienen incrédulos ante una importante porción de la información aportada por los medios de comunicación oficiales.
Por mencionar a uno de tantos, podemos destacar a Chris Witty, un médico y epidemiólogo inglés que es Director Médico de Inglaterra, Asesor Médico Principal del Gobierno del Reino Unido, Asesor Científico Jefe del Departamento de Salud y Atención Social y Jefe del Instituto Nacional de Investigación en Salud, él declaró en una reciente conferencia que las probabilidades de morir por coronavirus a nivel individual son extremadamente bajas, y expuso los siguientes puntos clave como conclusiones personales tras sus investigaciones:
- Durante toda la epidemia, incluso si no hay vacuna, una alta proporción no la recibirá.
- De los que la reciben, una proporción significativa (el número exacto aún no está claro) no tiene síntomas.
- De los casos sintomáticos, la GRAN MAYORÍA (alrededor del 80%) es una enfermedad leve moderada.
- Una minoría tiene que ir al hospital, la mayoría solo necesita oxígeno. La gran mayoría de estos sobreviven.
- Una minoría de ellos necesita ventilación.
- Una minoría de cada grupo de edad lamentablemente fallece con el tratamiento actual, pero incluso del grupo de mayor edad la mayoría no fallece.
COVID-19 con Chris Whitty
Como Chris Witty puntualizó, una desafortunada minoría tendrá que asistir al hospital, pero la mayoría de ellos solo necesitará oxígeno y luego abandonarán el hospital, mientras que una ínfima porción de ellos terminará teniendo que acudir a cuidados críticos graves y algunos lamentablemente fallecerán, pero este porcentaje de fallecidos representa el 1% o menos.
Por otra parte, en Abril de 2020 surgió un estudio que corroboraría la teoría de la mortalidad muy baja, la escuela de medicina de la Universidad de Stanford anunció los hallazgos de un estudio de anticuerpos de muestra aleatoria del condado de Santa Clara en los Estados Unidos; los investigadores tomaron muestran de 3.330 residentes de este condado para ver cuántos de ellos poseían los anticuerpos del SARS-2 en su sangre, lo que demostraría cuántos habrían sido expuestos al virus y haber alcanzado la inmunidad, los investigadores de esta escuela concluyeron que entre el 2.49% y el 4.16% de estas 3.3300 personas analizadas de un condado de 1.9 millones de habitantes ya poseían los anticuerpos en su sangre; de estos datos se derivó una sorprendente conclusión, y es que en vez de algo menos de 2000 personas habiendo sido contagiadas por el virus en dicho condado según las cifras oficiales, el virus infectó en realidad de 50 a 85 veces más la cantidad de gente en el Condado de Santa Clara, y esto significa que el rango de mortalidad por infección fue igualmente de 50 a 85 veces inferior de lo que la información del gobierno sugería; por poner un ejemplo, en el condado de Santa Clara, el Departamento de Salud de California reportó que 70 personas murieron por el virus y que la tasa de mortalidad es del 3.8%, pero basándonos en los nuevos descubrimientos de la escuela de medicina de la Universidad de Stanford, esa tasa de mortalidad se desploma a niveles como los de la gripe aproximadamente.
«Si nuestras estimaciones de 48,000–81,000 infecciones representan el total acumulado el 1 de abril, y proyectamos muertes hasta el 22 de abril, estimamos unas 100 muertes en el condado», escribieron los autores del estudio. «Cien muertes de 48,000–81,000 infecciones corresponden a una tasa de mortalidad por infección de 0.12–0.2%».
Estos porcentajes difieren notablemente de los que aporta la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues según las estimaciones del 20 de febrero el 2020 muestran que 2.114 de 55.924 casos confirmados por laboratorio fallecieron, dando una tasa de mortalidad de aproximadamente el 3,4%.
El estudio de la Universidad de Standford recibió críticas como por el ejemplo el hecho de que la cifra tomada como muestra sea relativamente baja y que esta muestra estuviese compuesta por personas que accedieron a formar parte del estudio por un medio considerado poco fiable por algunos: siendo anunciado el proyecto a través de anuncios en redes sociales para que la gente entrara voluntariamente, y por tanto esta muestra podría haber sido enriquecida por personas que pensaron que tenían el COVID-19 pero no fueron analizadas, como manifestó en tono crítico el doctor Carl J. Fichtenbaum, profesor de medicina clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, aunque según Fichtenbaum la muestra de 3.330 participantes era de un tamaño decente y no por ello los resultados obtenidos adquirían un carácter de dudosa fiabilidad y validez.
Sin embargo, a finales de Mayo, en medio de las dudas y la incredulidad por parte de la ortodoxia médica, un nuevo estudio del ‘Centers for Disease Control and Prevention’ (CDC) confirmó lo que el estudio de la Universidad de Stanford proclamaba: que la tasa de mortalidad del COVID-19 es extremadamente baja. Para el estudio, el CDC y la Oficina del Subsecretario de Preparación y Respuesta (ASPR) desarrollaron cinco escenarios de planificación pandémica COVID-19 diseñados para ayudar a informar las decisiones de los modeladores y funcionarios de salud pública que usan modelos matemáticos, estos modelos desarrollados usando los datos proporcionados en estos escenarios de planificación incentivan a ayudar a evaluar los posibles efectos de diferentes estrategias de mitigación de la comunidad, como por ejemplo el distanciamiento social, estos escenarios de planificación pueden ser útiles además para los administradores de hospitales y su evaluación de las necesidades de recursos. Cada escenario se basa en un conjunto de valores numéricos para las características biológicas y epidemiológicas del COVID-19, estos valores llamados «valores de parámetros» pueden utilizarse para estimar los potenciales efectos del COVID-19 en los estados y localidades de los Estados Unidos, estos parámetros no poseen unos valores fijos pues en cada sucesivo escenario se actualizan y aumentan con el tiempo, a medida que vamos aprendiendo más sobre la epidemiología del virus.
Por comprender un poco mejor esta cuestión de los escenarios y los parámetros ligados a ellos, estos parámetros presentan una variación en su gama y sus valores están basados en datos actuales de vigilancia del COVID-19 y el conocimiento científico, haciendo una síntesis de dichos escenarios se sabe que los escenarios del 1 al 4 están basados en valores de parámetros que representan los límites inferior y superior de la gravedad que reviste en un hipotético escenario tanto la enfermedad como su transmisibilidad viral, ordenados de moderada a muy alta, recordemos que estos valores pueden ir variando con el tiempo según se vayan obteniendo datos adicionales sobre los rangos límites situados a ambos extremos de la escala; el escenario 5 por otra parte representa una estimación más certera y más ceñida a la situación actual sobre la transmisión viral y la gravedad de la enfermedad en los Estados Unidos, pero con la misma condición presente de que los valores de los parámetros podrán ir cambiando a medida que se agreguen más datos. Los valores de los parámetros están divididos en tres bloques: «transmibisibilidad viral», «Gravedad de la enfermedad» y «Contribución pre-sintomática y asintomática a la transmisión de enfermedades», y para que se entienda mejor esto último, aclarar que un caso pre-sintomático es una persona infectada con el virus pero que no ha manifestado síntomas al momento de la prueba, aunque sí presentando síntomas durante el desarrollo de la infección, y un caso asintomático es aquella persona infectada con el virus pero que no presenta síntomas durante el desarrollo de la infección.
La resolución final del CDC en su intento de ofrecer una estimación real de la tasa de mortalidad general para el COVID-19 en el escenario 5, es decir en aquel considerado más probable, es que el porcentaje de mortalidad general es 0,26%, estimando la tasa de mortalidad del 0,4% entre los sintomáticos y una tasa del 35% de casos asintomáticos entre las personas infectadas con el virus, esta tasa de mortalidad del 0,26% aportada por el CDC coincide casi con exactitud con la que los investigadores de Standford propusieron hacía un mes atrás, y no hay alguna duda de que hay una diferencia sustancial respecto al 3,4% de estimación de mortalidad general aportada por la Organización Mundial de la Salud, que supone más de 10 veces la tasa de mortalidad determinada por el CDC y la Universidad de Standford; el CDC además estima que la tasa de mortalidad por COVID-19 para los menores de 50 años es de 1 en 5.000 para aquellos que son sintomáticos, es decir 1 cada 6.725 en términos generales, pero casi todos los que mueren tienen comorbilidades de otra índole u otras condiciones de salud adversas por añadidura, o dicho de otro modo, aquellos infectados menores de 50 años sin patologías previas o comorbilidades específicas tienen más probabilidades de morir en un accidente automovilístico que falleciendo por infección de COVID-19.
La misión Anglosajona Bill Ryan
Por último otro asunto relacionado con esta pandemia que merece la pena comentar aunque solo sea como una mera curiosidad extra ya que no podemos confirmar al 100% la veracidad de esta información, es el discurso de Bill Ryan —un conocido investigador de conspiraciones— acerca de una agenda conocida como «Misión Anglosajona», en este vídeo del 2010 el cual ahora publicaremos, Bill habla acerca de su contacto con una fuente confidencial que provenía del ámbito militar y se mudó a Londres ejerciendo un cargo en altas esferas que no especifica, supuestamente una vez allí este militar estuvo asistiendo a una serie de reuniones de miembros de la alta masonería, sin embargo cierto día de Junio del 2005 en el que se iba a dar una reunión rutinaria la naturaleza de la reunión fue notablemente diferente a las que este militar estaba habituado presenciar, en esta reunión se incluían políticos de alto nivel del Reino Unido que muchos sabrían identificar por sus nombres, así como el Jefe de la policía, representantes de la Iglesia y representantes militares; en la reunión se habló de ciertos planes que se pretendía que se materializasen a corto plazo tal como 18 meses desde su planteamiento, como por ejemplo que habría un conflicto militar a gran escala desencadenado por Israel atacando a Irán, país que por cierto según la fuente militar afirmó que no poseía armas nucleares como se creía oficialmente, sino que él cree que fueron proporcionadas por China secretamente, y dentro de este contexto bélico y tras un cese el fuego se liberaría un virus en China que mataría a gran cantidad de chinos, en palabras de los allí presentes: «China cogería un resfriado», tras lo cual este virus se extendería al mundo occidental provocando una pandemia a nivel mundial, exactamente lo que ha sucedido en el 2020, ¿casualidad? ¿o este militar realmente accedió a información veraz de primera mano sobre los planes de la élite? Según el militar toda esta agenda obedecería a planes tales como implantar el Nuevo Orden Mundial en el mundo así como reducir la población mundial, este maquiavélico proyecto tenía un nombre: «La Mision Anglosajona».
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